FꓤANCISCO JAVIER ЯODRÍGUEZ AMORÍN

Dislocación asamblearia.

Hay mucho que heñir gritamos

desde los dos lados del espejo.

La función teatral para elevar la voz,

los ilusionistas que no vinieron se desdicen.

Es desilusionarse: “No reconocemos nada de nada…”

y en nadando, con la ropa expuesta, se ven

intenciones por las agallas.

En un castillo de naipes reina,

cultiva alcachofas para la voz y la vanidad.

Su palabra es santa o divina, y en su clarividencia

hace futuro. No se junta con quien trabaja

dificultosamente la masa gris de palabras.

Mánchate, ven, aléjate, estamos al cabo de la calle

sin salida. Para negarnos, nada de nada;

para reconocer, nos

hemos traído al pairo, como fantasmas

envalentonados, rogativas de centralismo.

Lloverán estatutos y palanganas…

Dejemos a los grillos en su caja,

hay mucho que heñir, de ganas, de sabores, de ritmos

que marcan pasacalles, bailes donde los brazos piden la palabra,

y los ojos no callan.

Francisco Javier Rodríguez Amorín©

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